lunes, 23 de diciembre de 2013

El fracaso escolar: cuando corresponde al profesor

El fracaso escolar se entiende cuando un niño no es capaz de alcanzar el nivel de rendimiento medio esperado para su edad y nivel pedagógico, aunque también puede proceder de administraciones, profesores, padres y/o problemas en casa, dificultad de integración con los compañeros o baja autoestima, consumo de estupefacientes, la planificación errónea a la hora de abordar los estudios, dificultades de aprendizaje, etc.
Cuando el fracaso corresponde al profesor se puede atribuir a los escasos recursos con los que cuenta, a la imposición de su criterio, la monotonía de las clases, la falta de atención individualizada, la marginación de los estudiantes con algún tipo de déficit, la ridiculización de los alumnos, etc.
En este aspecto es importante hablar de la “Teoría del etiquetado”, que hace referencia a cómo la propia identidad y el comportamiento de los individuos puede ser determinada o influida por los propios términos utilizados para describir o clasificar dicho comportamiento, que se asocia con el concepto de una profecía que se cumple y con los estereotipos.
  • Reflexión:

Normalmente, tendemos a atribuir el fracaso escolar únicamente a una falta de interés del alumno, o a sus capacidades. Pero, debemos tener en cuenta que pueden influir varios factores como la situación familiar de los niños y niñas, la situación psicológica en la que se encuentran, etc.
Además el papel del profesor es determinante en este sentido. En ocasiones, los profesores o maestros llevan a cabo sus clases de forma monótona y sin motivaciones para los niños, no se tienen en cuenta sus intereses a la hora de planificarlas y luego se les quiere achacar toda la responsabilidad de las malas notas a los niños y niñas.
Cuando un maestro o un profesor tiene casos de fracaso escolar en su aula, lo primero que debe hacer es autoevaluarse, considerar si la forma en la que está tratando los contenidos es la adecuada, si la comunicación con sus alumnos es suficiente, etc. Y sobre todo no debe caer en el error en el que caen muchos profesores, de pensar que su único papel en el aula es el de ir, transmitir sus conocimientos de forma aburrida y monótona y examinar a sus alumnos y alumnas esperando que tengan buenos resultados, o sin preocuparse siquiera de los resultados que puedan tener.

Deberíamos plantearnos si estamos actuando correctamente a la hora de enfrentarnos a casos de fracaso escolar, puesto que lo primero que deberíamos hacer es dejar de buscar culpables y centrarnos en cuál es la causa, para así poder buscar una solución acorde a ella. Y nunca dejar de lado a los niños y niñas por el hecho de que veamos una falta de motivación por el estudio.  


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