El fracaso escolar se entiende cuando un niño no es capaz de
alcanzar el nivel de rendimiento medio esperado para su edad y nivel
pedagógico, aunque también puede proceder de administraciones, profesores,
padres y/o problemas en casa, dificultad de integración con los compañeros o
baja autoestima, consumo de estupefacientes, la planificación errónea a la hora
de abordar los estudios, dificultades de aprendizaje, etc.
Cuando el fracaso corresponde al profesor se puede atribuir
a los escasos recursos con los que cuenta, a la imposición de su criterio, la
monotonía de las clases, la falta de atención individualizada, la marginación
de los estudiantes con algún tipo de déficit, la ridiculización de los alumnos,
etc.
En este aspecto es importante hablar de la “Teoría del
etiquetado”, que hace referencia a cómo la propia identidad y el comportamiento
de los individuos puede ser determinada o influida por los propios términos
utilizados para describir o clasificar dicho comportamiento, que se asocia con
el concepto de una profecía que se cumple y con los estereotipos.
- Reflexión:
Normalmente, tendemos a atribuir el fracaso escolar
únicamente a una falta de interés del alumno, o a sus capacidades. Pero,
debemos tener en cuenta que pueden influir varios factores como la situación
familiar de los niños y niñas, la situación psicológica en la que se
encuentran, etc.
Además el papel del profesor es determinante en este
sentido. En ocasiones, los profesores o maestros llevan a cabo sus clases de
forma monótona y sin motivaciones para los niños, no se tienen en cuenta sus
intereses a la hora de planificarlas y luego se les quiere achacar toda la
responsabilidad de las malas notas a los niños y niñas.
Cuando un maestro o un profesor tiene casos de fracaso
escolar en su aula, lo primero que debe hacer es autoevaluarse, considerar si
la forma en la que está tratando los contenidos es la adecuada, si la
comunicación con sus alumnos es suficiente, etc. Y sobre todo no debe caer en
el error en el que caen muchos profesores, de pensar que su único papel en el
aula es el de ir, transmitir sus conocimientos de forma aburrida y monótona y
examinar a sus alumnos y alumnas esperando que tengan buenos resultados, o sin
preocuparse siquiera de los resultados que puedan tener.
Deberíamos plantearnos si estamos actuando correctamente a
la hora de enfrentarnos a casos de fracaso escolar, puesto que lo primero que
deberíamos hacer es dejar de buscar culpables y centrarnos en cuál es la causa,
para así poder buscar una solución acorde a ella. Y nunca dejar de lado a los
niños y niñas por el hecho de que veamos una falta de motivación por el
estudio.
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