La estructura física de un centro de Educación Infantil está
establecida por la Ley. En concreto por el Real Decreto 132/2010 de 12 de
febrero, y en el caso de Castilla la Mancha, además existen una serie de
recomendaciones de la consejería de Educación de JCCM.
Este Real Decreto establece que debe haber un aula por cada
unidad y con una superficie adecuada al número de puestos escolarizados y que
como máximo puede haber 25 alumnos por unidad escolar; respecto al patio de
juegos, nunca puede ser inferior a 150 m² y el aseo tiene que estar adecuados a las
necesidades del alumnado y del personal educativo del centro y adaptados para
personas con discapacidad.
En cuanto a las recomendaciones de la Consejería de Educación de
JCCM encontramos que los espacios comunes sean de usos múltiples, que el patio
de juegos tiene que evitar el terreno natural sin tratamientos, el arenero debe
estar delimitado mediante un bordillo enrasado y con arena de río seleccionada.
El patio de juegos es muy importante puesto que es fundamental en el periodo de
adaptación de los niños y niñas.
Las aulas deben ser lisas, cálidas y de fácil limpieza, colindantes
con el acceso exterior, con pavimento antideslizante, con encuentros
redondeados y falsos techos con absorción acústica. Los calefactores deben
estar protegidos, puertas con sistema de protección “antipilladedos”, etc.
Los aseos tienen que tener un acceso directo desde el aula y ser
visibles desde ella, con superficie antideslizante, de fácil limpieza, adaptados
a niños con discaacidad y con barras de apoyo.
Algunas de las problemáticas más comunes que nos encontramos en
los diferentes colegios son el espacio, la falta de atención individualizada y
el cierre de las aulas.
- Reflexión:
Hace unos años, la estructura física de las Escuelas
Infantiles no estaban reguladas por la Ley, lo que hacía que no estuviesen
adaptadas a los intereses y las características de los niños y niñas.
Uno de los cambios más notables ha sido la incorporación de
los aseos visibles desde las aulas y adaptados a la altura de los niños. Esto
ha supuesto un apoyo importante a la hora del trabajo del control de
esfínteres, puesto que si un niño tiene que ir al baño, la profesora puede
supervisarle sin perder de vista al resto de alumnos.
También es positivo que se adecue el espacio al número de
alumnos por aula. Pero con la subida de la ratio de alumnos, hay menos espacio
para cada niño y esto influye a la hora de organizar los espacios y el trabajo
en clase.
Todas estas
características son fundamentales en los Centros de Educación Infantil
puesto que favorecen la atención individualizada de los niños y de esta forma
se potencia el desarrollo integral de los niños y niñas.
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